Conflictos por Minera Canadiense Ecuacorrientes en Zamora, Ecuador

Por César Padilla

El 20 de octubre pasado en el gimnasio techado de la localidad de El Pangui, en el borde de la selva ecuatoriana, provincia de Zamora, en la Cordillera del Cóndor, cercana a la ciudad de Cuenca, unas 500 personas de comunidades aledañas entre los que se cuentan los indígenas Shuar, se dieron cita para rechazar el proyecto minero de la empresa Canadiense Ecuacorrientes.

Numerosos fueron los discursos de dirigentes locales, indígenas, autoridades y expositores invitados de Bolivia, Perú y Chile quienes se refirieron a los riesgos de la minería a partir de la experiencia sus países. La zona afectada por el proyecto minero de Ecuacorrientes no es tradicionalmente minera por lo que la experiencia y conocimientos de la población sobre el tema no es suficiente para imaginarse una operación minera en la selva.

Los numerosos ríos que cruzan la selva, la gran variedad de especies y el potencial económico alternativo se pone en riesgo con el proyecto minero polimetálico de Cobre y Oro en un yacimiento de pórfidos.

No obstante la oposición al proyecto minero, que dicho sea de paso promete utilizar una tecnología sin químicos y del más alto rigor técnico - explicación que se propaga impunemente gracias al desconocimiento técnico de la población local - ha logrado corromper a algunos líderes de comunidades indígenas que bajo el discurso del "beneficio mutuo" han decidido apoyar a la empresa y su proyecto. Este grupo no es numeroso y es altamente repudiado y denunciado por el resto de la población de la provincia incluidos dirigente de comunidades Shuar de la zona.

Durante el acto de rechazo al proyecto minero, un líder Shuar hizo un llamado a los dirigentes indígenas cooptados por la mina a reflexionar con apoyo de brebajes utilizados tradicionalmente por los indígenas para aclarar la mente y tomar buenas decisiones. Los esfuerzos que realizan las comunidades organizadas para informarse y prepararse para un rechazo rotundo al proyecto son notables debido a las dificultades de traslado, transporte, lejanía de las comunidades y falta de medios de comunicación personal.

Otro problema que afecta a comunidades cercanas es la construcción de centrales hidroeléctricas, las que también son rechazadas y boycoteadas por la población local. La generación energética proyectada en la selva tiene como destino el funcionamiento de la mina, razón por la que las comunidades se resisten a su construcción.

Varios son los alcaldes y religiosos de la zona que se oponen al desarrollo del proyecto minero y realizan esfuerzos para detener su avance. Al igual que en el distrito de Cotacachi donde el dirigente Carlos Zorrilla ha sido perseguido por su oposición al proyecto minero de la empresa Ascendant, las amenazas y actos intimidatorios a los opositores a la mina Ecuacorrientes no están ausentes.

Aprovechando las visita de expertos en minería, medio ambiente y comunidades de los países vecinos visitantes en la zona, se realizaron dos reuniones paralelas en la noche del día 20 en los municipios de LLansasa y Gualaquiza. En ambos lugares se expuso sobre los riesgos de la minería y sus efectos en el ambiente, las economías locales, el empleo, las relaciones sociales y las organizaciones de la sociedad civil.

En la reunión de Llansasa la asistencia del público estuvo caracterizada por la presencia de trabajadores de la empresa minera, lo que generó una acalorada discusión que se resolvió dividiendo al grupo y trabajando en esquema de talleres paralelos. En Gualaquiza en cambio los asistentes se pronunciaron por un rechazo rotundo al proyecto minero y por enfatizar los proyectos productivos alternativos, por cuidar el agua y el ambiente en función de las necesidades actuales y de las futuras generaciones.

Una particular exposición durante la reunión de Gualaquiza realizó el párroco de Jumbitono sobre la resistencia de las comunidades a la ampliación de la hidroeléctrica. Comunidades de Jumbitono bloquearon caminos y accesos a los lugares donde se pretende ampliar la hidroeléctrica para proveer energía a la minera Ecuacorrientes.

Informaciones recientes provenientes de las localidades afectadas por el proyecto minero hablan de la militarizacion de la empresa con 200 efectivos de la policía, luego que dirigentes indígenas cooptados por la minera han difundido el rumor que las comunidades incendiarían las instalaciones de la empresa.

Por otro lado, comunidades Shuar decidieron expulsar de sus territorios a una pequeña empresa minera para así impedir el desarrollo de proyectos de mayor envergadura en el futuro.

A medida que intentan avanza los proyectos mineros en Ecuador, mayores parecen ser los conflictos emergentes. Así, el futuro de la minería en este país parece más sombrío que esperanzador. Un país tradicionalmente no minero se resiste a aceptar los efectos de la minería luego de haber enfrentado tradicionalmente los efectos nefastos de la industria petrolera.